Mi historia
Durante mis años de corredor amateur, he utilizado la tecnología disponible para mejorar mis marcas. En carreras populares siempre el medio maratón ha sido me debilidad. Es una carrera que me parece que lo reúne todo: no es corta, no es excesivamente larga, no es complicada de entrenar, es frecuente de encontrar alguna carrera cerca de casa, te permite recuperar muy rápido si apenas tener que dejar días sin entrenar, si estás empezando te la puedes plantear como un reto y si ya has corrido la distancia te la planteas como un intento de mejorar marca, etc...Cuando fui a mi primera carrera de medio maratón, la cual fue también mi primera carrera en el mundo del atletismo, me lo pasé tan bien que decidí que repetiría desde que pasé por la línea de meta. Recuerdo que los últimos kilómetros fueron muy duros para mi por falta de haber hecho entrenamientos de más duración (en aquella época sólo hacía entre cuarenta y cinco y cincuenta y cinco minutos por sesión y siempre sin controlar para nada el ritmo). Uno de los infinitos errores que cometí fue que si bien había entrenado tramos de esa carrera, no sabía exactamente cómo era el circuito y para mayor inri, un amigo me dio mal las explicaciones de cómo iba la carrera, por lo que en mi mente tenía dibujado un circuito muchísimo más corto de lo que en realidad era.
Una de las cosas que me aportó aquella primera experiencia fue la importancia de saber en qué punto de la carrera te encuentras, esto es saber lo que has corrido para hacerte una idea de lo que te queda. En aquella época las carreras a las que yo iba no solían tener señalizado cada kilómetro, si acaso una marca cada 2 kilómetros o te señalizaban los tres últimos... El caso es que en aquella época mi primera adquisición fue un pulsómetro Polar que tenía un footpod que te iba indicando la distancia recorrida. ¡Fue un gran avance! Me ayudó un montón en las siguientes carreras y al mismo tiempo sembró en mi la semilla de la tecnología aplicada a correr, jeje
Pasado un año salió al mercado el Garmin Forerunner 405, que fue el primer reloj con GPS de un tamaño razonable para un corredor. Vendí mi Polar y me lancé a por el 405. Era bastante preciso en las distancias y el dato del ritmo por vuelta también me ayudó mucho a progresar, puesto que ya comparaba siempre el ritmo de cada kilómetro con el ritmo cardíaco. Aparte de esto, el pasarme al Garmin ya no tenía que ir registrando manualmente mis entrenamientos en una hoja de cálculo, ya que los datos se sincronizaban con el PC.
Con el 405 estuve muchísimos años, cuando sin esperármelo, en unas navidades mi familia me regaló un Garmin Forerunner 910XT, que en aquel momento era lo mejor del mercado. Muy buen reloj, muy preciso y valía para registrar cualquier deporte (correr, bicicleta, natación, trail running, etc...). Su único defecto es que no servía como reloj de dia a dia, puesto que no incorporaba esa función. Por esa razón acabé vendiéndolo y comprándome un Garmin Forerunner 610.
Este modelo fue el primer reloj con GPS que tenía problemas de precisión: no marcaba bien las distancias. Recuerdo que hice un medio maratón con él y me marcó casi 700 metros de más, cuando hasta ahora cualquiera de mis otros relojes siempre me había marcado entre 100 y 200 metros de más. Me fastidió el tiempo que esperaba realizar la verdad. Además, justo en los días después de la carrera el reloj se quedó bloqueado y no había manera de que encendiera. Garmin me lo reemplazó por uno nuevo en garantía, el cual vendí sobre la marcha ya que ese modelo había perdido mi confianza y me compré un recién salido al mercado Garmin Forerunner 920. Por cierto que luego supe que los problemas de precisión del 620 quedaron totalmente resueltos en una actualización.
El Garmin Forerunner 620 fue una revolución. Fue el primer reloj con GPS que tuve que pillaba los satélites casi instantáneamente. Las distancias las medía perfectamente sin tener que usar un footpod, pero los tracks que dibujaba en el mapa eran malísimos. Además este modelo pesaba apenas cuarenta y cinco gramos, por lo que era una gozada llevarlo en la muñeca. Para mi su gran problema aparte del de los tracks que dibujaba de la ruta, era que inicialmente no tenía soporte para la bicicleta, lo cual había tenido toda la gama Forerunner. Me dio muchísima rabia el tema y cuando a los meses Garmin sacó el Fenix 2, que lo incorporaba todo, me fui directamente a por él, pensando que por fin tendría un reloj que lo tuviera todo. Iluso de mi...
El Garmin Fenix 2 fue un auténtico desastre. Se bloqueaba en medio de un entrenamiento/competición, perdía la conexión con la cinta cardíaca, la pantalla se veía muy mal
y su precisión era malísima. Tal fue así que empecé a usar otra vez mi viejo Forerunner 405 que iba muchísimo mejor. Por casualidades de la vida, pude cambiarlo por Suunto Ambit2, a un tipo que quería sí o sí un Fenix 2 y que ofrecía para el cambio el Ambit2.
Con el Suunto Ambit2 fue pasar de la noche al día. Un reloj que no falló nunca. Todo funcionaba y funcionaba perfectamente. Increíblemente preciso. Un poquito grande pero era un reloj que lo tenía todo. Lo acabé vendiendo y comprándome un Suunto Ambit3 Peak ya que el Ambit2 era el modelo Silver y la verdad es que estéticamente todo en negro me gustaba mucho más. En esta época estaba muy centrado en el trail running y las ultras, donde suunto marca la diferencia con la competencia.
El Ambit3 fue también muy buen reloj. Igual de bueno que el Ambit2. Sólo añadía la opción de poder sincronizar las actividades realizadas directamente con el móvil sin tener que conectarlo al ordenador.
Pasada un poco la fiebre del trail running, decidí empezar a entrenar a tope en carretera, preparando 10K y otra vez el medio maratón. Para planificar los entrenamientos de intervalos, en la actualidad no hay nada mejor que el planificador de Garmin, por lo que me decidí en un arrebato a comprarme el nuevo Forerunner 920XT, que reemplazaba al viejo 910XT incorporando entre muchísimas novedades la opción de usarlo como un reloj de diario. Lo usé durante los meses de preparación de la temporada, pero si bien no es un reloj para nada impreciso, al compararlo con los ambit de suunto, me seguía pareciendo un poco peor.
En otro arrebato irracional va y me compro el Suunto Ambit3 Sport, que es unos gramos más ligeros que el Ambit3 Peak, y que al ser menos grueso, pues se queda más pegado a la muñeca. Tras esta locura, me puse serio y vendí casi todo el stock: Ambit2, 920XT, Ambit3 Peak.
En la actualidad sólo tengo el viejo 405 (el cual me da pena vender ya que no podría pedir más de 20 euros por él), el 620 que uso para los días de series y el Ambit3 Sport, que es el que uso tanto para entrenamientos en asfalto, como para competiciones de asfalto y carreras de montaña. Me he decidido a mantener el Ambit3 Sport varios años y salir así de esta espiral de consumo en la que estoy metido, jeje
Para Finalizar
Viéndolo en perspectiva, a mi en los últimos años se me ha ido la pinza muchísimo con el tema de los relojes. No creo que sea necesario para nada cambiar de GPS con tanta frecuencia, porque si bien he podido vender fácil los que he ido descartando, siempre pierdes dinero comprando nuevo y vendiendo de segunda mano. Por otro lado, si llego a saber que el Suunto Ambit3 Sport (o el Ambit2 Sport en su día) cubría con todas mis necesidades, pues me lo hubiera comprado desde el principio y no habría tenido la necesidad de cambiar con tanta frecuencia. El punto de inflexión lo determinaron los fallos y problemas que tuve con los garmin :-P¡Muchos kilómetros a todos!
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